La locura navideña es textual, una locura. Sin duda hay que estar algo mal de la cabeza para ir a centros comerciales repletos de gente, con calles y avenida llenas de automóviles. El ambiente de esos lugares es intolerable, donde la gente camina entremedio de la masa humana llena de bolsas y paquetes. Es de locos y la gente se comporta como tal. ¿El objetivo?, comprar un regalo para aquellos que amamos, para aquellos que estamos obligados a regalar y para aquellos que por razones laborales u otras, tenemos que, simplemente cumplir.
En este sentido, sin duda navidad es una de las fiestas que perdió el sentido y se convirtió en la fiesta del consumismo anual ( de hecho es la semana que más vende en el año). Esta “obligación” de regalar para quedar bien o sentirse bien, es digno de un análisis de especialistas en otra área, pero que visto desde un prisma coherente y lógico, carece de todo comentario. Suceden cosas inéditas, por ejemplo: ¿cómo se puede explicar que se hipoteque el presupuesto familiar por endeudarse para estas fechas? , ¿por qué en la fecha de dar alegría, amor y paz, se regalan refrigeradores, lavadoras, plasmas, computadores, licores de todo tipo, juguetes imitando armas, bueno y un sin fin de tonterías que finalmente terminan en los armarios de los regalados y finalmente en la basura?.
Mi teoría es que esa compulsión de regalar, tiene más que ver con el quedar tranquilo con uno mismo, de sentirse bueno por un instante, de que no lo vayan a criticar por “egoísta”, más que con la verdadera intención de dar.
¿Y lo importante de esta fecha?.
En la voragine queda atrás lo esencial. Navidad debería ser el momento del año para detenernos y estar con los nuestros, pero estar de verdad, compartiendo una reunión familiar o una cena, sin importar la hora de abrir los regalos, sin competir por el mejor regalo. Estar, significa simplemente eso, estar en cuerpo y alma compartiendo con los que están, y recordando a los que ya no están físicamente pero si en los corazones.
Por eso en mi opinión, el mejor regalo en esta navidad es gratis, y comienza por regalárselo cada uno a si mismo, regalarse una noche de paz, de calma, de quietud interior, de sentir amor por los demás, y luego regalárselo a los demás. No se puede regalar algo que no tengo, por eso debo tenerlo primero. Para algunos esto es más difícil que desembolsar un par de miles de pesos, y es triste saber que es así.
Compartamos regalos sencillos, útiles, de acuerdo al presupuesto de cada uno, pero con un sentido de entregar cariño y no de cumplir o de competir.
“Adquiramos” hoy mismo ese regalo gratis para nosotros y para poder compartirlo con los demás, será sin duda bien recibido.
Felicidades en armonía, paz y amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario